
El Celta de Vigo es uno de esos equipos que no deberían estar en la posición que ahora mismo ocupan. Antes de comenzar la jornada, el equipo vigués ocupaba la última posición de la tabla de LaLiga Santander. Colista un equipo con jugadores de la talla de Denis Suárez, Santi Mina, Iago Aspas, Renault Tapia, Hugo Mallo, Okay Yokuslu, Fran Beltrán, Nolito... Inconcebible. Y esa es la intención con la que Chacho Coudet llegaba a tierras gallegas: conseguir revertir esta situación lo antes posible. Y para ello, que la estrella del equipo rindiese desde el segundo 1 era obligatorio, y así está siendo.
El Celta es mitad Iago y mitad Aspas. Esto es una realidad que puede tener una doble lectura, negativa y positiva. Depender tanto de un solo jugador de forma tan descarada nunca es bueno, pues eso habla muy mal del nivel del resto de jugadores y de la variabilidad que muestra el rendimiento de un equipo si un jugador no tiene el día. Pero también nos hace una idea del increíble nivel que presenta el bueno de Iago Aspas pese a su edad, que está dos o tres niveles por encima del resto de sus compañeros.
Coudet lo sabía. Si aumentaba las prestaciones de Aspas, eso se traduciría en puntos para su equipo. Y así fue. Lo recolocó sobre el terreno de juego dándole más libertad, lo sacó del área para colocarlo donde él quiera: que se mueve por toda la zona de tres cuartos de cancha y ahí poder implementar su influencia.
Clínic ante el Granada
Su partido ante los nazaríes ya debería estar en las reservas de vídeo de todos los clubes formativos del fútbol español. Tres asistencias y hasta nueve pases clave para un futbolista que se echó el equipo a la espalda y consiguió la victoria de su equipo, por las buenas o por las malas.
Repleto de calidad, hasta arriba de gol y con mucha casta y coraje. Un jugador diferencial que siguen disfrutando en el Celta y que será vital para el presente de un equipo que empieza a funcionar.